200 gr de fresas
1 cucharada de postre de gelatina en polvo
3 gotas de extracto de fresas
Para decorar:
½ tableta de chocolate blanco de cobertura
1 fresa
Frambuesas, moras y arándanos
Necesitaremos un molde desmontable.
Primero cubrimos la superficie del molde con la base, que prepararemos empapando los bizcochos en el almíbar y escurriremos antes de ponerlos con un papel de cocina para evitar que queden demasiado empapados.
En un bol montamos las claras y reservamos. También ponemos las hojas de gelatina en agua para que se hidraten. Trituramos muy bien los 500 gr de fresas y los calentamos al fuego. Escurrimos las hojas de gelatina y las añadimos a las fresas hasta que se disuelva la gelatina por completo y tres gotas de extracto de fresa (se puede hacer sin el extracto). Retiramos del fuego y dejamos enfriar en un bol. Cuando se haya enfriado, añadimos poco a poco la nata montada con movimientos envolventes. Cuando se haya mezclado bien, añadimos las claras montadas y repetimos la operación. Volcamos todo esto sobre los bizcochos y dejamos en la nevera para que cuaje unas 4 horas.
Mientras preparamos la cobertura de fresas: trituramos los 200 gr. de fresas y pasamos por un chino o un colador para eliminar las pepitas de las fresas. Lo pondemos en un cazo para que coja un poco de temperatura y podamos diluir la gelatina en polvo. Cuando se haya disuelto del todo, retiramos del fuego y dejamos enfriar un poco sin que llegue a cuajar (unos 15 minutos).
Cuando la tarta haya cuajado en la nevera, volcamos encima la cobertura de fresas con cuidado por todo el pastel. Dejamos de nuevo cuajar otras 3 horas en la nevera.
Antes de servir haremos las letras con chocolate blanco (que derretiremos previamente al baño maria) con la ayuda de un decopén, una jeringuilla o una manga pastelera con la boquilla más fina que tengamos.
Decoramos al gusto el resto de la tarta con fresas o frutas del bosque.